Relato del granjero Sufí

Un hombre y su hijo vivían en un hermoso valle y eran muy felices, pero muy pobres.

Un día, el hombre se cansó de ser pobre y quería ser rico, así que decidió que seria rico criando caballos y se compro un caballo semental.

Como no tenía el dinero para comprar el semental, le pidió prestado a los vecinos del pueblo.

Pero con la suerte que el mismo día que compro el caballo, este golpeo la balda suelta de la barrera y se escapó.

Todos los vecinos vinieron y le replicaron. Ellos le dijeron:

"Querías ser rico y tu caballo se escapó. Ahora eres más pobre de lo que eras antes ya que ahora debes dinero. Es terrible!"

El granjero se encogió de hombros y contestó: "Cosa buena, cosa mala, quién sabe"

Mientras tanto, el caballo que se había escapado, se encontró con una manada de caballos salvajes y los recondujo cerca de la finca del granjero y fue capaz de atraerlos al establo y asegurarlos en el recinto con ya la cerca arreglada. Por lo que los caballos ya no tendrían forma de escaparse.

Previamente solo tenia un caballo que se escapó y ahora no solo el caballo había regresado sino que tenía diez más.

Ahora a la vista del los vecinos del pueblo era un hombre rico!

De nuevo, los vecinos se acercaron y con un poco de envidia felicitaron al granjero.

"Eres un hombre con suerte. Estabas al borde de la indigencia y ahora eres rico"

Otra vez el granjero les miró, se encogió de hombros y contestó: "Cosa buena, cosa mala, quién sabe"

Unos días después, el granjero y su hijo empezaron a sacar a los caballos para venderlos en el mercado. Desafortunadamente, uno de los caballos tiró al hijo del granjero y le pisó la pierna. La pierna del hijo del granjero se rompió, y aun en cuando la pierna se curó, no lo hizo completamente por lo que la pierna del hijo quedó torcida.

Todos los vecinos volvieron a venir y comenzaron a hablar como de costumbre.

"Con lo buen chaval que era, ahora no será capaz de encontrar una mujer para casarse. Qué desafortunado"

Aun así el hombre se encogió de hombros y contestó: "Cosa buena, cosa mala, quién sabe"

Llegó el verano y el rey del país declaró la guerra a otro país vecino, y reclamo que todos los chavales jóvenes se unieran a la causa, por lo que fueron reclutando a los jóvenes de todo el reino, incluso de esta pequeño valle.

Los militantes se llevaron a todos los hijos de los vecinos mientras que el hijo del granjero no pudo unirse por su pierna torcida. Temiendo el destino de sus hijos, los vecinos se acercaron al granjero con lágrimas en los ojos y le dijeron:

"Oh, nuestros hijos han sido reclutados. No sabemos si los veremos de nuevo, pero tu sigues teniendo a tu hijo. Eres un padre afortunado."

Y ya sabemos lo que el hombre respondió a los vecinos...

"Cosa buena, cosa mala, quién sabe"